martes, 18 de abril de 2017

P. SCHMIDBERGER SOBRE LA PRELATURA PERSONAL: "ESENCIALMENTE, YA ESTÁ TODO PREPARADO". SÓLO FALTA ACORDAR LA NUEVA "DECLARACIÓN DOCTRINAL"





Entrevista de fecha 17 de abril al P. Schmidberger por Paul Badde, para CNA Alemania (Aciprensa). Énfasis en negrita y comentarios en rojo agregados por NP. 



Después de la Penitencia, recientemente también el Matrimonio: las parejas católicas pueden ahora casarse válidamente en la Fraternidad San Pío X. ¿Esto significa que las especulaciones de que la FSSPX pronto será erigida como Prelatura Personal están en lo correcto? ¿Cuál es la perspectiva de la FSSPX en el camino a la reconciliación? ¿Y qué hay respecto al rumor de que el Papa Francisco quiere anunciarla en Fátima? Responde el P. Franz Schmidberger, rector del Seminario “Sagrado Corazón de Jesús” y antiguo Superior de Distrito de Alemania y Austria.

Paul Badde: P. Schmidberger, he escuchado que en el seminario de la Arquidiócesis de Múnich y Freising ha entrado solamente un candidato al sacerdocio. ¿Cómo está la situación en el seminario "Sagrado Corazón" de la FSSPX?

Schmidberger: Nuestro seminario cuenta actualmente con 31 seminaristas, uno de los cuales está pasando un año pastoral en un priorato de los Estados Unidos. La mitad de ellos proviene de países habla alemana, la otra mitad principalmente de los países del Este: Polonia, República Checa, Lituania, Rusia y Hungría. En el otoño de 2016 tuvimos nueve entradas, incluyendo cuatro de Alemania. Por lo tanto, estamos planeando una extensión. Naturalmente que siempre hay una que otra salida, no se puede esperar otra cosa de un organismo vivo. Después de todo, la renovación de la Iglesia no se trata de cantidad, sino de clero bien formado, piadoso y con celo. Y en este sentido nuestros jóvenes, una vez ordenados, fortalecerán y consolidarán nuestras posiciones en los países de habla alemana y en los países del Este. La formación en nuestro seminario podría también ser un ejemplo para otros seminarios. Para convencerse, basta mirar el video de nuestro seminario.

Badde: ¿Cómo explica esta diferencia y qué significa para el futuro de la Iglesia en Alemania?

Schmidberger: La “iglesia conciliar” en Alemania es un modelo que está expirando. Hablar de bancarrota espiritual no es exagerado. Por lo tanto podemos decir a todos los jóvenes que están llamados al sacerdocio: “deja que los muertos entierren a los muertos, tú anuncia el Evangelio, y trabaja para la vida de las almas y la renovación de la Iglesia en la cabeza y en los miembros”.

Badde: Se dice que la plena reconciliación de la Fraternidad con Roma es inminente. Sólo faltarían las últimas firmas, todo lo demás ya estaría preparado. ¿Qué nos puede decir con seguridad?

Schmidberger: En lo que respecta a la futura estructura para la FSSPX por el reconocimiento de Roma, esencialmente ya está todo preparado. Pero todavía debemos conversar sobre la declaración doctrinal, especialmente respecto al concilio Vaticano II. La fecha para una solución definitiva está primeramente en manos de la Divina Providencia, que dirige todo. Se necesita mucha paciencia, pero también una voluntad firme para trabajar enérgicamente hacia este objetivo para beneficio de toda la Iglesia.

Badde: La última vez que hablamos, en febrero de 2012, usted consideraba que “el tiempo está a su favor”. A pesar de sus dudas ante Benedicto XVI, quien hizo por ustedes lo que ningún otro papa hasta entonces. Un año después de nuestra conversación, Benedicto renunció como papa, papa a quien ustedes lo pusieron en la crisis más difícil de su pontificado con su Obispo Williamson. ¿Cómo reaccionó usted y la Fraternidad ante la noticia de la renuncia?

Schmidberger: Todos sufrimos con las declaraciones inaceptables de Mons. Williamson. [Nótese: para los traidores acuerdistas de la Neo-FSSPX, es inaceptable poner en duda el llamado “holocausto”, pero negar el deicidio es perfectamente aceptable] Desde luego, nosotros vimos cómo los enemigos de la Iglesia las usaron para atacar al papa, como él mismo lo dijo en su carta a los obispos. Nosotros lamentamos mucho su renuncia, especialmente porque le dio a la Iglesia un gran servicio con Summorum Pontificum, y luego dio otro paso hacia la normalización al levantar el decreto de excomunión en 2009. [Nótese: para los traidores acuerdistas de la Neo-FSSPX, la renuncia de un Papa liberal y modernista, como incuestionablemente fue el caso de Benedicto XVI; es algo lamentable.]

Badde: Al parecer usted tuvo razón en su estimación sobre el tiempo, al menos en lo que respecta al acercamiento de la FSSPX con Roma y viceversa. ¿Qué tiene el Papa Francisco que no tenía Benedicto?

Schmidberger: No es el tiempo que nos ha dado la razón, sino la gracia de Dios que obra en el tiempo y que no abandona a los que creen, enseñan y oran como la Iglesia siempre ha creído, enseñado y orado. Lea el libro, próximo a aparecer, del prelado Georg May titulado: “300 años de teología de creyentes y no creyentes”, así usted tendrá una estimación correcta respecto a nuestra posición.
Para nuestra sorpresa, el Papa Francisco tiene una actitud decididamente benevolente hacia nosotros. Por otro lado, ha causado mucha confusión por su desdén hacia la doctrina de la Iglesia, pero también ha puesto fin a la ideología del concilio. [¿A sí? Está por verse lo que sobre el concilio satánico dirá la nueva declaración doctrinal que actualmente preparan la FSSPX y Roma] Y aquí reside precisamente la posibilidad de un entendimiento. Ya que el papa va a las periferias, es lógico que no olvide a aquellos que han sido marginalizados durante años siendo hijos fieles de la Iglesia. [Nótese: a los traidores acuerdistas de la Neo-FSSPX les duele ser marginados por una Jerarquía de liberales y herejes modernistas, en lugar de considerar esa persecución como un grandísimo honor]

Badde: Sin embargo, los documentos más importantes sobre el acercamiento actual llevan la firma del Cardenal Müller quien, como arzobispo de Ratisbona, era vuestro oponente más feroz en Alemania. En todas las disputas que parecen haber sido la constante en sus debates, ¿cómo interpreta esta paradoja?

Schmidberger: Es sobre todo el papa, así como el secretario de la Comisión Ecclesia Dei, Mons. Pozzo, quienes con una verdadera solicitud pastoral [¡!], quieren terminar con los ahora 40 años de conflicto. Si el cardenal Müller contribuye a este esfuerzo, nosotros nos congratulamos. Tal vez el cardenal ha abierto los ojos a la catástrofe en la Iglesia de Roma y está buscando aliados en la lucha contra los destructores. [Padre: ¿el papa Francisco lucha contra “los destructores” o es uno de “los destructores”? ¿No es, más bien, el jefe de “los destructores” de la Iglesia? ¿Entonces? Entonces querer ponerse bajo las órdenes de ese demoledor de nuestra religión, es algo simplemente demencial y suicida]

Badde: Hace seis años, usted citó ante mí el discurso del papa Benedicto a los representantes del Comité Central de Católicos alemanes del 24 de septiembre de 2011, donde dijo: “La verdadera crisis de la Iglesia en el mundo occidental es una crisis de fe. Si no llegamos a una verdadera renovación en la fe, toda reforma estructural será ineficaz”. Y usted criticó el hecho de que, con el concilio, el espíritu de la Iglesia no penetró el mundo, sino que el espíritu del mundo invadió a la Iglesia. El proceso de “aggiornamento” no es comprendido de esta manera por el papa Francisco, sin embargo, ¿no es justamente él quien les abre las puertas en Roma más que cualquiera de sus predecesores? Explique por favor esta contradicción.

Schmidberger: Repito: La confusión en la iglesia es grande, tal vez mayor que nunca antes en su historia. [Y Francisco no tiene nada que ver con eso?] Estamos experimentando un verdadero colapso en la teología, la moral, la disciplina, la liturgia y la espiritualidad. [Y Francisco no tiene nada que ver con eso?] Se puede hablar de la gran apostasía sin exagerar. [Y Francisco no tiene nada que ver con eso?] Además, malos consejeros proponen falsas soluciones como por ejemplo la ordenación de los viri probati o también el diaconado femenino. [¡Ah! ¡Entonces el papa Francisco es inocente, y toda la culpa es de sus malos consejeros!] Ciertamente, no hay que pasar por alto el poder del Espíritu Santo en la Iglesia, quien usa instrumentos humanos y tal vez quiera usar a nuestra Fraternidad como el más grande grupo religioso que quiere responder a este colapso y puede hacerlo en un marco modesto. [Puede, tal como una manzana sana puesta en un cajón de manzanas podridas, puede sanarlas a todas. ¿O es al revés?] Como sea, tenemos un plan director para una verdadera nueva evangelización. [Vaya presunción]

Badde: Sin el reconocimiento incondicional del concilio, la Fraternidad San Pio X no encontrará hogar en la "una sancta catholica ecclesia", mucho menos cuando los papas Juan XIII y Paulo VI han sido canonizado y beatificado, lo que la FSSPX no podrá cuestionar con argumentos de fe. Hasta ahora -o al menos eso parecía- ustedes siempre pidieron la conversión de Roma. ¿No ha invertido la Fraternidad su posición, y qué nos puede decir al respecto?

Schmidberger: Mons. Lefebvre siempre distinguió tres partes en el concilio: un alto porcentaje [¡Vaya! ¿“Alto porcentaje”? ¿Digamos, “un 95%”?] que corresponde perfectamente a la doctrina anterior de la Iglesia, una segunda parte con ambigüedades, que necesitan urgentemente una clarificación, y por último, un número relativamente limitado de contradicciones, que no deben permanecer así, ciertas afirmaciones en el Decreto sobre el ecumenismo o en la Declaración sobre la libertad religiosa. [¡Increíble modo de minimizar la inmensa nocividad del Vaticano II!] Por supuesto, un punto de interrogación  es lo que concierne a la canonización de los dos papas del concilio y el de Juan Pablo II [¿Así que sólo son dudosas esas canonizaciones?], que dio el escándalo del encuentro de Asís a lo que siguió la dictadura del relativismo. Para dar luz a esta cuestión, habrá entre otras cosas la obra teológica que nos espera tras el reconocimiento de la Fraternidad. [Como dijo el pez grande al chico: primero entra a mi estómago y luego conversaremos, con calma, acerca de tus dudas…]

Badde: Ahora se acumulan los rumores de que el papa Francisco, en ocasión de su viaje a Fátima, traerá a FSSPX de vuelta al seno de la Madre Iglesia y terminará con la separación práctica. ¿Qué piensa usted de estos rumores?

Schmidberger: Probablemente se trate más de un pensamiento cuyo origen es el deseo, o un rumor.

Badde: En este caso, ¿no temen una tremenda ruptura y posible división de la Fraternidad, porque una pequeña parte de ella no querrá dar este paso, después de todos los años de apasionado debate con Roma?

Schmidberger: En la regularización de nuestras relaciones con Roma, tal vez uno y otro cofrade nos dejarán, pero muchos ciertamente no lo harán. En la Consagración de los Obispos en 1988 se fueron 17. En cualquier caso, no veo el peligro de una división. [Absurdamente, el P. Schmidberger pone en plano de igualdad dos hechos diametralmente opuestos: el gran quiebre con Roma apóstata de 1988 (que pareció mal a algunos liberales que dejaron la FSSPX) y la inminente rendición ante Roma (que es inaceptable para los verdaderos antiliberales que quedan en la FSSPX)]

A MODO DE CONCLUSIÓN:
MONS. LEFEBVRE RESPONDE AL P. SCHMIDBERGER

(ESTAS CITAS POSTERIORES AL RETIRO DE LA FIRMA DEL PROTOCOLO DE 1988, EXPRESAN LAS IDEAS DEFINITIVAS DE MONS. LEFEBVRE ACERCA DE LA POSIBILIDAD DE UN ACUERDO PRÁCTICO CON ROMA. FUENTE: SYLLABUS)


“Muchos de los que nos han abandonado para unirse a Roma (conciliar) no comprendieron justamente lo que es el liberalismo y cómo las autoridades romanas, desde el concilio Vaticano II, están infestadas de estos errores. Si lo hubieran comprendido, hubieran huido, la hubieran evitado, se hubieran quedado con nosotros. Pero ellos no quieren creer en estos errores ¡Es grave! Porque al acercarse a estas autoridades, uno se contamina forzosamente.
Estas autoridades están imbuidas (…) de los principios del liberalismo: necesariamente, ellas actúan de conformidad con su manera de pensar. Por consiguiente, cuando ellas comienzan a tener relaciones con nosotros, ellas imponen estas ideas, puesto que son las autoridades. Son las autoridades, nosotros somos los inferiores, entonces ellas nos impondrán sus ideas. Mientras ellas no se deshagan de estos errores, del liberalismo y del modernismo, no habrá medio de entenderse con ellas.”
(En una conferencia a sus seminaristas en septiembre de 1988)


“Sobre todo, si hubiera un arreglo con Roma, estaríamos invadidos por cantidades de gente: Ahora que tienen la Tradición y están reconocidos por Roma, van a venir con nosotros. Hay mucha gente que seguirá con su espíritu moderno y liberal, pero que vendrán con nosotros porque les va a gustar asistir de vez en cuando a una ceremonia tradicional y tener contacto con los tradicionalistas. Y esto será muy peligroso para nuestro medio tradicional. Si somos invadidos por toda esta gente ¿qué va a pasar con la Tradición? Poco a poco va a haber una especie de ósmosis que se producirá, una especie de consenso… Muy despacio, muy despacio, vamos a terminar por no ver la distinción entre el liberalismo y la Tradición. Es muy peligroso”. 
(Conferencia en Flavigny el 11 de junio de 1988, Fideliter n°68)


“No puedo hablar mucho del futuro, ya que el mío está detrás de mí. Pero si vivo un poco aún y suponiendo que de aquí a un determinado tiempo Roma haga un llamado, que quiera volver a vernos, reanudar el diálogo, en ese momento sería yo quien impondría las condiciones. No aceptaré más estar en la situación en la que nos encontramos durante los coloquios. Esto se terminó. Plantearía la cuestión a nivel doctrinal: “¿Están de acuerdo con las grandes encíclicas de todos los papas que los precedieron? ¿Están de acuerdo con Quanta Cura de Pío IX, Immortale Dei, Libertas de León XIII, Pascendi de Pío X, Quas Primas de Pío XI, Humani Generis de Pío XII? ¿Están en plena comunión con estos papas y con sus afirmaciones? ¿Aceptan aún el juramento antimodernista? ¿Están a favor del reinado social de Nuestro Señor Jesucristo?”. Si no aceptan la doctrina de sus antecesores, es inútil hablar. Mientras no hayan aceptado reformar el Concilio considerando la doctrina de estos papas que los precedieron, no hay diálogo posible. Es inútil.”
(Entrevista concedida a la revista Fideliter Nº 66, 1988)


“No hay que sorprenderse si no llegamos a entendernos con Roma. Esto no será posible mientras que Roma no regrese a la fe en el reinado de Nuestro Señor Jesucristo… Nosotros chocamos en un punto de la fe católica”
(Conferencia en Sierre el 27 de noviembre de 1988; Fideliter n°89)

Cuando nos hacemos la pregunta de saber cuándo habrá un acuerdo con Roma, mi respuesta es simple: cuando Roma re-corone a Nuestro Señor. El día en que ellos reconozcan de nuevo a Nuestro Señor como Rey de los pueblos y de las naciones, no es a nosotros a quienes ellos se unirán, sino a la Iglesia Católica en la cual permanecemos”.
(Conferencia en Flavigny, 1° de diciembre de 1988; Fideliter n°68)


“Es preciso convencer a los fieles que se trata de una ma­niobra, que es un peligro el poner­se en las manos de los obispos conciliares y de la Roma moder­nista. Es el mayor peligro que los amenaza. Si hemos luchado du­rante veinte años para evitar los errores conciliares, no es para po­nernos ahora en las manos de quienes los profesan”.
(Reportaje publicado en la revista Fideliter N° 70, Julio 1989)


“Pero ellos nos traicionan. Dan la mano a los que demuelen la Iglesia, a los que tienen ideas modernistas y liberales y por lo tanto condenadas por la Iglesia. Por lo tanto ahora, ellos hacen el trabajo del diablo, ellos que trabajan con nosotros por el reino de Nuestro Señor y por la salvación de las almas.
“Oh, siempre que se nos acuerde la buena misa, podemos dar la mano a Roma, no hay problema” ¡Mira cómo funciona! Ellos están en un callejón sin salida porque no se puede a la vez dar la mano a los modernistas y querer conservar la Tradición. Cómo quieren que se les tenga confianza a personas como éstas, que justifican la negación de Quanta Cura, de Pascendi, de las decisiones de la Comisión Bíblica, etc…”
(Conferencia al final del retiro sacerdotal del mes de septiembre de 1990 en Ecône)


“O bien nosotros somos los herederos de la Iglesia Católica, es decir, de Quanta Cura, de Pascendi, con todos los papas hasta antes del concilio, y la gran mayoría de los obispos de entonces, por el reino de Nuestro Señor Jesucristo y la salud de las almas, o bien somos herederos de aquellos que se esfuerzan, incluso al precio de una ruptura con la Iglesia y su doctrina, de admitir los principios de los derechos del hombre, basados en una verdadera apostasía, con vista a obtener una presencia de servidores en el gobierno mundial revolucionario. Porque eso es el fondo: a fuerza de estar en pro de los derechos del hombre, de la libertad religiosa, la democracia y la igualdad de los hombres, tendrán un sitio en el gobierno mundial, pero será un sitio de servidores. (…) Nosotros estamos inmersos en esta corriente, en esta continuidad, agradezcamos al Buen Dios. Somos perseguidos, es evidente, nosotros somos los únicos excomulgados, los únicos perseguidos, pero no podemos no serlo”.  
(Conferencia al final del retiro sacerdotal del mes de septiembre de 1990, Ecône)


“El problema sigue siendo muy grave y… no hay que minimizarlo. Es lo que debemos contestar a [los que] preguntan si la crisis está por terminar, si no existiría la posibilidad de tener una autorización para nuestra liturgia, para nuestros sacramentos. Ciertamente la cuestión de la liturgia y de los sacramentos es muy importante, pero más importante todavía es la de la Fe. Para nosotros esta cuestión está resuelta, pues tenemos la Fe de siempre, la del Concilio de Trento, del Catecismo de San Pío X, de todos los concilios y de todos los Papas anteriores al Concilio Vaticano II; en una palabra, la Fe de la Iglesia.
Pero ¿y en Roma? La perseverancia y la obcecación en las ideas falsas y en los graves errores del Vaticano II siguen en pie. Está claro. No debemos hacernos ninguna ilusión. Estamos llevando a cabo un combate fortísimo. No hemos de dudar ni tener miedo.
Algunos quisieran volver a unirse a pesar de todo con Roma, con el Papa. Lo haríamos… si ellos se encontraran en la Tradición y continuaran la tarea de todos los Papas del siglo XIX y de la primera mitad del siglo XX. Pero ellos mismos (los Papas actuales) reconocen que han tomado un camino nuevo, que el Concilio Vaticano II ha abierto una nueva era. Es el combate de Satanás contra la Ciudad de Dios.  ¿Cómo se resolverá esto? Es el secreto de Dios, un misterio. Pero no debemos preocuparnos, debemos tener confianza en la gracia del Buen Dios.
Que nosotros tengamos que combatir contra las ideas actualmente en boga en Roma, las que el Papa expresa, es claro. Combatimos [contra ellos] porque no hacen más que repetir lo contrario de lo que los Papas han dicho y afirmado solemnemente durante un siglo y medio. Debemos elegir. Es lo que yo le decía al Papa Pablo VI. Estamos forzados a elegir entre usted y el Concilio por una parte, y sus predecesores por otra parte. ¿A quién debemos seguir? ¿A los predecesores que han afirmado la doctrina de la Iglesia o bien seguir las novedades del Concilio Vaticano II afirmadas por usted?
No debemos dudar ni un minuto. Los que nos están traicionando… dicen que hay que ser caritativos, tener buenos sentimientos, que hay que evitar las divisiones. Dan la mano a los que destruyen la Iglesia, a los que tienen ideas modernistas y liberales, aunque están condenadas por la Iglesia. Hacen el trabajo del diablo. Se encuentran en una vía sin salida porque no se puede dar la mano a los modernistas y al mismo tiempo guardar la Tradición. Fue eso lo que mató a la Cristiandad de Europa. Son los liberales los que han permitido que se instale la Revolución, precisamente porque ellos han tendido la mano a los que no tenían sus principios.
Hay que elegir. Nosotros hemos elegido ser contra-revolucionarios, [estar] en contra de los errores modernos, estar en la Verdad Católica y defenderla. Este combate entre la Iglesia y los liberales modernistas es el combate en el cual nos encontramos a raíz del Concilio Vaticano II. Cuanto más se analizan los documentos del Vaticano II y la interpretación que le dieron las autoridades de la Iglesia, más uno se da cuenta que no se trata sólo de algunos errores… sino, en realidad, de una perversión del espíritu. Es una concepción totalmente diferente de la Revelación, de la Fe y de la Filosofía, es una perversión total.
No tenemos nada que hacer con estas gentes, pues no tenemos nada en común con ellos. El combate que libramos es el de Nuestro Señor, continuado por la Iglesia. No lo podemos dudar: o estamos con la Iglesia o estamos contra Ella; no estamos con esta Iglesia conciliar que cada vez tiene menos en común con la Iglesia Católica”.
(Conferencia dada por Mons. Lefebvre en 1990, cit. acá)


“El Papa es más ecumenista que nunca. Todas las ideas falsas del Con­cilio se siguen desarrollando y reafir­mando cada vez con mayor claridad. Se ocultan cada vez menos. Es inconcebible en todo punto que podamos aceptar co­laborar con semejante jerarquía.
Los problemas con Roma no son en absoluto de nuestro agrado. El tener que discutir no ha sido por gusto. Lo hemos hecho por razón de principio, para guardar la fe católica. [Algunos] esta­ban de acuerdo con nosotros y colaboraban. Mas de pronto han abandonado el verdadero combate para aliarse con los que están destruyendo la Iglesia, so pretexto que se les concedían privilegios
Es inadmisible. De facto han abandonado el combate de la fe, y ya no pueden enfrentarse a Roma”.
(Fideliter nº 79, enero 1991)


P: “Pero hay Tradicionalistas que han hecho un acuerdo con Roma sin conceder nada.
R: Eso es falso. Ellos han renunciado a su posibilidad de oponerse a Roma. Ellos deben permanecer silenciosos debido a los favores que se les han otorgado. Entonces, ellos comienzan a deslizarse siempre tan lentamente hasta que terminan admitiendo los errores del Vaticano II. Es una situación muy peligrosa. Tales concesiones de Roma tienen como único objetivo conseguir que los Tradicionalistas rompan con la FSPX y se sometan a Roma”.
(Fideliter N°79, enero 1991, poco antes de su muerte en marzo de 1991)


"Todo sacerdote que quiere permanecer católico tiene el estricto deber de separarse de esta iglesia conciliar."
(De su libro "Itinerario Espiritual")